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8 de febrero de 2011

Los Puercoespines de Schopenhauer



Con la simple utilización de alicates o tijeras se puede lograr una mayor concentración de puercoespines en un espacio desagradablemente reducido sin sufrir la molestia de su fuselaje de histrícidos. Una cuña afilada, un serrucho, son igual de útiles y evolutivamente anteriores. Este acercamiento eleva la temperatura para salvar el invierno y propicia, necesariamente, la violencia física.
Son pocos los detalles restantes para evolucionar a humano. Contamos con un solo alicate y una considerable cantidad de puercoespines tiritantes, ergo, necesitamos quien ordene el corte de espinas y quien lo ejecute. Una vez obtenida la violencia y el incremento de densidad sumado a la reducción del volumen solo nos hace falta lo siguiente: un puercoespín dará dos pasos delante del resto e invitará a un siguiente a que de solo uno, le entregará a este último la preciosa herramienta y le ordenará que corte las púas de toda la comunidad. Este ultimo aceptara la norma de “solo cortar las púas de los que no se las cortan a si mismos”. Ya no habrá nada que un puercoespín envidie de un hombre moderno.


Autor: Gonzalo Chialvo

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