Espacio dedicado a la expresión momentánea y sin fines de lucro de la pipol. Entiéndase por esto: su arte, su bronca, su delirio, su chiste, su opinión, su miedo, su experiencia...





23 de noviembre de 2010

Sobre las cosas más absurdas de nuestra cultura

Mediante un estudio investigativo con fines de encontrar y/o advertir cuáles son las cosas mas descabelladas, absurdas y raras que ocurren a nuestro alrededor, muchas veces sin que nos demos cuenta, hemos llegado a las siguientes conclusiones:

Primer descubrimiento (que le da fundamento a todo lo demás): -si uno sigue una constante en la ciudad, a cierta hora de la tarde, puede que se cruce con cierto número de otras constantes nunca advertidas, o si bien lo hace de noche puede que tenga muchas probabilidades de descubrir irregularidades bastante curiosas.

Otros resultados que se desprenden del primero:
-La realidad es una constante, es repetitiva como ninguna otra cosa, como ningún otro ciclo, y por ese motivo, es que nos parece un dejavú cuando la observamos detenidamente por un rato.
-Por encima de más del 90% de los locales comerciales que existen en cada manzana de la ciudad hay construidas casas y departamentos, y lo que es mas, allí viven personas.
-Cierta cantidad de personas se miran a los ojos más de una vez por mes, cierta cantidad lo hace mas de una vez por semana, y cierta cantidad -aunque en un porcentaje muy bajo- lo hace más de una vez por día, sin conocerse nunca.
-El riesgo de ser tomado por loco en la calle es casi tres veces más alto que en lugares privados. Dadas las circunstancias, cualquier acto o conducta dirigida a llamar la atención de alguien que circula por la vía pública es fácilmente confundible con un acto totalmente irracional o proveniente de una mente enferma.
-El evento más importante a nivel, no solo mundial, sino universal es, al contrario de lo que mucha gente piensa, un partido de fútbol.
-El fin del mundo, de la historia, de la existencia, y del hombre, a diferencia de lo que pensaba Hegel, está asociado a un corte de luz.
-Hay personas que caminan por la calle con broches para tender la ropa en el bolsillo.
-Hay personas que caminan por la calle sin ropa interior y piensan, cuando se cruzan con alguien, en su picardía (cosa evidenciada en una sonrisa hacia sí mismos).
-El instinto más bajo del ser humano, el salvajismo, el odio, ese sentimiento asesino de supervivencia, suele brotar en las colas del supermercado o del banco.
-Los cavernícolas no se extinguieron como muchos científicos creen. Se los puede ver todavía los fines de semana en las canchas de fútbol.
-Por la calle, a las doce y media del mediodía circulan un 60% de colegiales, un 30% de amas de casa, un 5% de trabajadores, y un 4% de ancianos. El 1% restante se compone de locos y personas en vías de convertirse en amas de casa, trabajadores, ancianos, y locos.
-De cada diez baldosas en las veredas, cuatro están flojas, o bien rotas, listas para salpicarte un día de lluvia.
-De todas las personas que uno se cruza por la calle, mas de la mitad lleva una cruz colgando del cuello, un cuarto lleva una cruz en la espalda, y el resto cree en el diablo o en alguno de sus alternos.
-Cada diez cuadras se producen al menos dos encuentros entre conocidos.
-Más de la mitad de los encuentros entre conocidos son situaciones incómodas.
-Cada cinco manzanas del centro hay al menos una persona que vive, come, y duerme, en la calle.
-En la calle hay muchas personas que ostentan tener. Pero hay casi el triple de personas, en proporción a los que ostentan, que no tienen nada.
-De cada tres hombres, uno se casaría con dos de cada cinco mujeres que se cruza por la calle.
-De cada tres mujeres, una se casaría con uno de cada diez hombres que se cruza por la calle.
-El noventa y ocho por ciento de las personas que circulan por la vía pública llevan en sus brazos un bolso, o bien una cartera, o bien una mochila, con objetos que generalmente no necesita en su interior. El dos por ciento restante, los lleva en los bolsillos de sus pantalones.
-Las probabilidades de encontrar personas sonriendo en la calle es muy baja. Pero no tan bajas como las probabilidades de conseguir monedas.
-Hay al menos un kiosco por cuadra, un almacén por manzana, un consultorio odontológico por cada dos cuadras, y uno psicológico por cada setenta metros. Hay también una clínica o más por barrio, y sin embargo hay amontonamientos en los hospitales.
-Hay dos veces la cantidad de automóviles que caben en el centro. De ese total, un tercio está estacionado, y el resto congestionado.
-Por cada bicicleta hay más o menos diez autos circulando. Y lo que es más, por cada auto circulando hay cinco autos en la planta automotriz, listos para ser vendidos y sumarse. Ahora bien, cada bicicleta circulando, significa un auto menos.

En lo que sigue se irán exponiendo los resultados de la investigación, a medida que avance el procesamiento de los datos obtenidos por medio de la observación. A partir de este momento cada uno puede valerse de estas conclusiones para ir a contrastarlas con la realidad, ahí en la calle, pero siempre manteniendo la cautela de no ir a confirmar algo pre-concebido como verdadero, cosa de alentar a la tarea científica, y producir conocimiento válido.



9 de noviembre de 2010

Sore las causas de la paranoia

Queda desde este momento establecida la posición que tomaremos con respecto a la realidad: no nos gusta... ni nos va a gustar nunca...

Ahora bien, qué vamos a hacer con respecto a la discrepancia? Pues no vamos a dejar, -al menos nos valeremos de todos nuestros esfuerzos para hacerlo- que callen a la pipol. Porque si la vida es así, y no hay nada que hacer, más que quejarse y esperar que algún día venga un ovni lleno de extraterrestres re copados con poderes rarísimos y tecnología re loca para cambiar las cosas de pe a pa, bueno ahí... ahí te quiero ver. Por el momento, dejemos que las voces complementen la sed de ciertos espíritus inquietos.
Uno, como uno, puede que llegue a su casa después de un día no tan agitado como podría llegar a ser un día para algunos, pero si cansador, y encienda la tele porque tiene una ahí en el living, y no sabe bien por qué la tiene, pero en fin, ahí está, y uno simplemente va y la enciende, mientras se calienta la comida en el microondas. Puede que uno, como uno, tenga suerte, y al encenderla se encuentre con una película de culto en algún canal en donde haya finalizado el zapping anterior. Pero también puede que uno no tenga suerte, y lo que la mayoría de las veces sucede, el zapping haya terminado donde naturalmente termina por terminar casi siempre, es decir ningún lugar, y se encuentre con una persona que dice ser una creación de quién sabe qué tipo de ser supremo, que a pesar de confinarlo a miserias rutinarias, lo ama.
Si uno no tiene la suerte, que a veces es tan necesaria, puede que se indigne, que lo haga de verdad, que se le cambie la expresión en el rostro, y si está hablando con alguien, no pueda disimular la agresividad criminal que le brota por los poros, e incluso puede que rompa algún objeto si es de pasaje al acto fácil.
Pero tranqui, es conveniente no sulfurarse ni alterarse, y mucho menos si se está por disfrutar de unos fideos recalentados, ya que como todos sabemos gracias a los doctores, como ese que hizo de la obesidad un show, no es saludable ponerse nervioso para morfar. Además, es al pedo, hacerse mala sangre, como dicen las abuelas. Pero es mas al pedo todavía, enojarse, cuando uno, como uno, se da cuenta de cómo es la cosa. Se puede decir, porque en verdad se puede decir, que ese televisor que está ahí en el living tiene un propósito, o es al menos lo que escuché decir a un paranoico, justamente en un programa de televisión.
Un propósito que no es justamente uno cualquiera -decía el tipo- y pensaba yo si no me estaba dando aviso de lo que me estaba haciendo, como un médico le dice a su aterrorizado paciente: “ahora lo que te vamos a hacer es…” como si explicar la cosa aliviara el miedo.

Bien, decía un propósito, que no es cualquiera, sino uno muy definido: alterar el pensamiento, deformarlo, mejor dicho, moldearlo, hacerle pensar en cosas que tal vez ni siquiera quiere, cosa de mantenerlo lo más alejado posible de lo que pasa en el patio o en la calle, o en algunas oficinas, algunas casas, etc. En síntesis, darle a la gente algo de qué hablar mientras come o camina, o sube en ascensor a su casa.
Porque seamos sinceros, quién se pondría a pensar o a hablar de los romances clandestinos de un presidente de un país ajeno, si no fuera por la televisión? Cómo nuestros pares no nos darían lástima al salir arrastrados de los boliches con las caras ensangrentadas y los cuerpos hincados? Cómo no tendríamos miedo? Cómo no tendríamos bronca?
Lo que es mas, cómo haríamos para indignarnos? Cómo habría necesidad de salir a comprar? Salir a romper? Salir a...? Si no fuera por la televisión?


8 de noviembre de 2010

El punk careta


Autor: Ariel Made

Cualquier problema, dirijase a su feisbu, atiende en horario de corrido de sabado a domingo

La posta


Autor: Ariel Made

Cualquier problema, dirijase a su feisbu, atiende en horario de corrido de sabado a domingo

2 de noviembre de 2010

Primer manifiesto

“Esa gente”, suele decir la gente, en las veredas y bares, balcones y cocinas, oficinas y boliches, terrazas y patios. “Esa gente” siempre va acompañado de algo que alude a la forma de vida, alguna conducta o comportamiento, o bien de la puesta en tela de juicio de alguna idea o representación lo bastante desparramada por alguna región... lo más cercano que puede existir a lo que se denomina sentido común: qué cosa inexistente…
Entiéndase que es una categoría distinta a “el pueblo”, ya que el pueblo es ese más allá y más acá de cualquier intento de clasificación, cosa que no sucede con la gente. El pueblo lo es todo, y no es nada.
Algunos ejemplos de lo que acompaña a “esa gente” en las frases mas dichas en la calle son: “esa gente no se como hace para vivir”, “esa gente qué se cree”, “esa gente de campo”, “esa gente que va a la playa”, “esa gente no tiene nada en la cabeza”, “esa es buena gente”, “esa gente de mierda”, “TN y la gente”, “esa gente está loca”...
Si nos ponemos un poco analíticos al pedo, la expresión va dirigida siempre a un otro colectivo, con el cual uno (el que expresa la frase) no está identificado, o del cual se siente alejado. Es una forma de la natural tendencia humana a formarse una identidad o grupo de pertenencia... boludeces de la gente que vive adaptándose a la sociedad. Entonces “esa gente” quiere decir que “yo no”, sea lo que sea “yo no”, por ejemplo: “yo no soy”... “de esa gente que anda así porque si por la vida”, “de esa gente que no se cuida”, “de esa gente que está loca”, “de esa gente de mierda”.
Solamente para alejarse un poco de las banalidades, ya sea que provengan de la televisión, la radio, el diario, la revista, se propone una nueva categoría para una especie particular de gente, ya que todos nosotros somos seres humanos, y necesitamos formarnos un grupo de pertenencia, con la particularidad de que queremos discriminar a la gente de “esa gente”, como bien podría llamarnos alguna señora mientras baldea la vereda de su casa en camisón y con ruleros. -Pero no señora! Yo no estoy loco, yo soy de la pipol!-.
Entonces desde este momento queda denominado, llamado, nominado, nombrado, clasificado, como parte de “la pipol”, todo ser vivo del cual nos llegue conocimiento o noticia por cualquier medio de incomunicación que sea, y por cualquier motivo que sea, desde la burla o el chiste, hasta la alabanza por su arte y el odio repentino por alguna estupidez cometida... nada de otro planeta.

El tipo que estaba pronunciando el discurso se dio cuenta de que no había un público en esa habitación, como para decir que presentaba un proyecto re groso en una conferencia de prensa abierta a los medios del mundo entero. A excepción de su amigo, bastante ido de la realidad, no había nadie para aplaudirlo o bien abuchearlo. Fue entonces que dijo: -esa es mi idea, vos qué decís?-. A lo que el otro, el único que estaba ahí, respondió con  énfasis: -Viva Perón carajo!-.